Hola a tod@s:
Quizá mis primeras entradas en este nuevo periodo del blog no son agradables para todo el mundo. Seguramente pueden ser hasta criticadas, pero creo que también habrá personas a las que ayude, o vean que no son las únicas que tienen este sentimiento, o que no están solas de alguna manera en este camino.
Dejé de escribir con asiduidad en el verano del 2011. El motivo nunca lo dije claramente en ninguna entrada creo recordar, ese verano detectaron a mi madre un cáncer.
Esta primera entrada, se centrará en mis primeras impresiones, sentimientos, miedos, incertidumbres, y cambios en mi yo más profundo.
Me enteré al día siguiente de aterrizar de un viaje al Sudeste Asíatico, Sí así fue, llegué del paraiso y al día siguiente mi madre por teléfono, porque yo vivía a 700 km de ella, me dijo que su prueba habia dado positivo. Yo no tenía ni idea siquiera de que se había hecho una prueba, no me lo había dicho para dejarme disfrutar del viaje sin preocuparme... Imaginad el momento, cuando tu madre te dice que tiene cáncer, pues se te viene el mundo encima literalmente.
Recuerdo colgar y quedarme quieta, con mucho frío en mi cuerpo, y de repente, no poder parar de llorar y querer salir corriendo hacia ella.
En un principio, se suponía que únicamente habría que operar ya que se suponía que sólo lo tenía localizado en el colón. Aún así, yo no podía parar de llorar, se me vino literalmente el mundo encima. Yo estaba a 700 km de ella, llevaba casi dos años a 700 km de mi madre, mi amiga, mi ejemplo, mi compañera. Y lo más gracioso es que de esos dos años yo llevaba año y medio sufriendo por otras circunstancias que no vienen a cuento.
El día 27 de junio de 2011 cogi mi maleta y me fui a Santander. Jamás olvidaré ese abrazo a mis padres en la estación de autobuses de Santander... Ya estaba en casa, con quien tenía que estar, de donde nunca debí haberme ido.
El 28 de junio, le hicieron un escáner... sólo quedaba ir a hablar con la cirujana que la iba a operar y quitar el tumor.
Cuando ví la cara de la cirujana supe que algo no iba bien, pero tampoco dije nada. Nos dijo que teníamos que ir a oncología, que ella ahí no podía hacer nada. Los pocos días que transcurrieron desde esa consulta hasta el día D fueron insoportables, No he sentido tanta incertidumbre en toda mi vida.
Llegó el día D, cita con oncología a las 8 de la mañana, horas y horas de preguntas, pruebas y caras serias por parte del cuerpo médido, Y en el momento en que sacaron a mi madre de consulta con un pretexto absurdo, supe que todo iba mal.
Efectivamente, no era un cáncer localizado en el colón, era una metástasis en órganos tan fundamentales como el hígado y pulmón, y también en el colón. En ese momento las tres personas que estabamos en esa consulta no pudimos articular palabra, no creíamos lo que estabamos escuchando. Empezaba aquí una guerra, con mi madre como protagonista y todos nosotros como su pequeño batallón de ayuda y apoyo.
Sesiones de quimioterapia, pastillas de quimioterapia... Vamos que el tratamiento era durísimo. Recuerdo todas y cada una de las sesiones y sus efectos, pero evidentemente la primera es la que más te impacta porque es todo totalmente desconocido, todos los cuidados que son necesarios, todos los efectos secundarios de este tipo de tratamiento...
Recuerdo esos primeros días el sentimiento de soledad, de miedo, de querer escapar, de no soportar ver a la persona que más quieres en este mundo pasando por eso. Y a la vez, estar sonriendo en casa, mimándola, olvidándome cada día un poco más de mi misma para darme por completo a ella (eso lo haría un millón de veces más). Recuerdo salir de casa sólo cuando no podía más, y esconderme en un callejón para sacar toda la ira, que llevaba dentro.
Desde esos momentos, me dí cuenta de lo fuerte que soy aunque no lo parezca. Del dolor emocional que soy capaz de soportar, de la fuerza que te sale de las entrañas cuando se trata de alguien a quien amo. Realmente jamás creí que fuese capaz de enfrentarme con entereza a ciertas circunstancias, de sacar una sonrisa cuando estoy muriendo por dentro.
Pero lo más sorprendente es la positividad de ella en todo el proceso, desde el principio de la guerra. Sólo la vi llorar de rabia por no tener narices de comer para coger fuerzas. Jamás la escuche un "porque a mi", el 99% del tiempo tenía una sonrisa en su cara, no se quejaba nunca y el dolor debía de ser insoportable.
Estoy segura de que muchas personas hubiesen salido corriendo a urgencias muchas veces por muchas cosas, a ella había que convencerla de que teníamos que ir al médico que no tenía porque aguantar. Su respuesta siempre era la misma, no os quiero tener allí esperando incómodos. Hasta ahí llegaba su amor y bondad por nosotros.
Tras el tratamiento de quimioterapia, llegaron las 3 operaciones, Dos de ellas de más de 7 horas, días en cuidados intensivos y siempre con esa sonrisa, esa fuerza y esas ganas de ponerse buena. Ahí es donde perdí todos mis escrúpulos a agujas, sangre etc. Una vez más la fuerza del amor a ella,
Esta primera parte de la historia termina en septiembre de 2012 un año después... cuando tras un sufrimiento agotador para ella, su oncólogo ( un hombre maravilloso) nos dio la gran noticia. ESTABA CURADA!!!! Nadie del cuerpo médico de oncología entendía cómo se había podido curar, no tenían esperanzas de que sucediese, incluso fue un caso que estudiaron dentro del hospital... realmente fue un pequeño milagro.
Imaginaos... aquí lloramos todos de nuevo, pero esta vez de alegría. Sólo faltaba que ella, la gran guerrera cogiese fuerzas y empezase a disfrutar de nuevo de la vida. Mi guerrera lo había conseguido.
De esta etapa, de ese año, aprendí tantísimas cosas de ella, hablé tanto con ella, me dediqué tanto a ella... y esto último no lo digo para colgarme medallitas, al contrario, fue ella quien me ayudó más a mi que yo a ella. Ella me dio lecciones vitales fundamentales, me enseño con nuestras charlas muchas cosas, me demostró que quien quiere puede, vi la fuerza que podía llegar a tener, vi que tenia que esforzarme cada día para que ella se sintiese orgullosa de mi, tanto como yo de ella.
Si mi madre había sido siempre también mi amiga,,, este largo año, se convirtió en la mejor amiga que me pueda imaginar, la mejor confidente, la mejor profesora, la mejor en todo.
Siempre, siempre le tendré que estar agradecida....
Os dejo con este buen sabor de boca, que también queda en mi... recordando esos bellos momentos a su lado.
Hasta pronto
Mujeres guerreras,tu madre y tú!!!
ResponderEliminarEso lo aprendí de ella Pedro! muchas gracias. Un besito
EliminarEspectacular mi niña linda. Creo que el que te conoce un poco sabe que detrás de tu cara inocente y tus dulces sentimientos hay una mujer muy fuerte. Que sepas que estoy en la biblioteca bebiendome las lágrimas. Me encanta tu "simple"dureza al escribir. Tienes magia mi niña y tu lo sabes.
ResponderEliminarLeer comentarios como el tuyo y que una sonrisa aparezca es todo uno. Muchas gracias preciosa. Un besazo.
EliminarNelly, hermanita... Yo lejos de criticarte -no veo el motivo- te comprendo perfectamente. Cómo bien sabes... He pasado por ello en dos ocasiones y la protagonista también fue mi madre. El próximo septiembre hará diez años que vivo sin ella. Sólo mandarte muchos besitos y mi cariño infinito. Ya sabes, que menos dinero, te puedo ofrecer mi amistad más sincera y mi "complicidad". Hasta cuando tú quieras, guapisima.
ResponderEliminarMuchas gracias hermanito. Pues lo que me ofreces es muchisimo más valioso que la mayor de las fortunas. Un besazo
Eliminargracias niña por tus palabras, yo aquí tb con lágrimas, pq me haces pensar lo afortunada q soy de poder tenerlos conmigo y haber pasado por ello. yo no creo q fuera tan fuerte como tú y si sabría estar a esa altura q tú demuestras. muchos besos peque.
ResponderEliminarGracias! Seguro que si estarías a la altura, somos mucho más fuertes de lo que creemos. Siempre, la fortaleza está dentro de nosotros. Un besazo
EliminarQue palabras mas bellas Noe, que amor mas sincero. Vales mucho. Ella era una gran persona y tu...tu le sigues los pasos. Te requetequiero
ResponderEliminarTu la conocias y sabias lo especial que era. Mil gracias amor. Yo también te requetequiero mi niña
EliminarJo Nelly, me has hecho sentir totalmente identificada con esta tu historia. Mi padre, mi adorado, confidente y amigo, también se me fue por un cáncer. Me dejó totalmente desolada... De esto va a hacer ya 11 años. Hoy sólo quiero quedarme con lo bueno, con esos ratos maravillosos que compartí con él, y con el recuerdo de su voz, gestos de complicidad y su gran sonrisa. Me quedo con todo esto. Un besazo cariño. Sigue escribiendo que te expresas genial!!!
ResponderEliminarPreciosa quedémonos con todos esos momentos que nos regalaron, de alguna manera así les mantenemos aquí con nosotras. Muchas gracias, un besazo
Eliminar